Famoso por sus vibrantes tonos azul cobalto y plantas exóticas, el Jardín Majorelle no solo es un festín visual, sino también un espacio con historia que refleja la pasión y creatividad de sus cuidadores a lo largo del tiempo.
Hoy en día, el Jardín Majorelle no solo es un refugio de paz lejos del bullicio de Marrakech, sino también uno de los lugares más recomendados que ver en la ciudad. Su fusión única de arte y naturaleza refleja una esencia creativa y serena, lo que lo convierte en una visita imprescindible para quienes buscan inspiración y belleza.
Pasear por el Jardín Majorelle es adentrarse en un oasis de color y vegetación. Cada sendero y estanque cuenta una historia de pasión y dedicación. Sus caminos sombreados, rodeados de bambúes, cactus gigantes y bugambilias en flor, ofrecen un respiro fresco durante los calurosos días marraquechíes.   
 Como monumento destacado, también alberga el Museo de Arte Islámico de Marrakech, donde se exhiben textiles norteafricanos de la colección personal de Yves Saint Laurent, junto con cerámicas, joyería y piezas de arte.
Esta joya de Marrakech atrae tanto a artistas como a botánicos, pero también a cualquier visitante que desee sumergirse en una parte viva del alma cultural de la ciudad. Una visita al Jardín Majorelle es, sin duda, uno de los momentos más coloridos, fotogénicos y relajantes que se pueden vivir en Marrakech.