Construido a finales del siglo XIX, el Palacio de la Bahía es un ejemplo deslumbrante del arte marroquí e islámico, diseñado para capturar la esencia de la artesanía marroquí en su máximo esplendor.
El nombre del palacio, Bahía, significa «brillantez», un reflejo de la ambición de su creador por construir el palacio más espléndido de su tiempo. Fiel a esa visión, el Palacio de la Bahía no fue solo una residencia lujosa, sino también un lienzo donde los mejores artesanos de la época exhibieron su talento.
Visitar este lugar es como abrir un libro de historia marroquí: cada habitación y patio narra historias de opulencia y arte.   
Sus amplios pasillos y estancias privadas, decorados con madera de cedro tallada, mármol blanco y coloridos azulejos zellige, te transportan a una época de esplendor real.
Los jardines del Palacio de la Bahía invitan a descansar bajo árboles centenarios, entre el murmullo del agua y el susurro de las hojas. Un rincón de paz alejado del bullicio de la medina. 
La riqueza histórica y la elegancia de su arquitectura permanecen contigo incluso al salir de sus patios. Este palacio no es solo un monumento: es testimonio del legado cultural marroquí y del encanto atemporal del arte islámico.